Frente a frente con Rafa, entrenador del Cadete A

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Se llama Rafa Sierra, tiene treinta y dos años y es natural de Moraña. De profesión Publicista, pero le encanta el deporte, sobre todo del ciclismo y especialmente del fútbol, el cual practicó desde los cinco a los veintisiete años, cuando pasó a ser entrenador del ACD A Seca.

Nunca a jugado en A Seca, pero sí en el Moraña C.F., Caldas C.F. y Atlético Cuntis. Como entrenador, esta es su sexto año con nosotros, llegó en la temporada 2007/2008 para quedarse.

 

acd a seca

 

Pero, ¿cómo llegó Rafa a ser entrenador de A Seca?

En mi último año como jugador, me entrenó Víctor Durán (Director Deportivo de A Seca) en el Moraña C.F. Allí entrenaba a los porteros y Víctor me ofreció al final de esa temporada (en la que colgué los guantes) hacer lo mismo en A Seca. También le comenté si podría entrenar algún equipo y me ofreció la posibilidad de hacerme cargo del Infantil B. No lo dudé ni un instante, acepté.

¿Con qué te quedas de A Seca?

Principalmente me quedo con la infraestructura deportiva y la metodología de trabajo. También valoro muy positivamente la posibilidad de trabajar con jugadores de altísimo nivel, lo que permite una calidad de entrenamientos y unos márgenes de mejora muy altos.
Pero por encima de todo, de A Seca lo que me voy a llevar es agradecimiento. Nunca seré capaz de agradecer lo suficiente la oportunidad de hacer algo que me apetecía tanto como entrenar y que nadie, salvo este club y Víctor Durán en concreto, me había dado.

Rafa es el entrenador que más tiempo lleva en el equipo, así que nadie mejor que él para explicarnos como es la relación entre los entrenadores o con la directiva.

Sí, soy el entrenador más “veterano”. Son ya seis temporadas, el tiempo pasa volando!!
Mi relación con los entrenadores ha ido variando según ha pasado el tiempo. En los primeros años, al ser “el nuevo” y pecar en algún momento de inexperiencia, fui una esponja, intentando aprender de todos los grandísimos entrenadores que tenía el Club. De todos aprendí algo, y por suerte, tuve la oportunidad de verlos trabajar en el día a día y conocer su modus operandi. Hoy en día, al ser el “veterano”, es un poco al revés. Intento ayudar a los que empiezan en todo lo que puedo.

Respecto a la relación con la Directiva, he de decir que no he tenido ningún problema en estos años en el aspecto deportivo. En este Club está bastante clara la línea que separa lo deportivo de lo extradeportivo, y he podido trabajar libremente y sin problemas.

En el ACD A Seca apostamos por entrenadores jóvenes, confiamos en los nuevos valores. Ser entrenador y joven, ¿puede ser un hándicap a la hora de enfrentarse a entrenadores con más edad o experiencia?

Esta pregunta es muy interesante y tiene mucho que ver con mi experiencia personal. Cuando decidí empezar mi camino como entrenador, llamé a muchas puertas y todas se me cerraron. Precisamente porque era “joven” y no tenía experiencia. Y aunque la experiencia es un grado (o eso dicen), creo que es fundamental permitir a entrenadores jóvenes el contacto con los banquillos lo antes posible.
Personalmente creo que la edad no es para nada un hándicap. Es más, las nuevas generaciones de entrenadores vienen muy preparadas y con un bagaje mucho más amplio que las anteriores (mayor documentación, más información…). Es obvio que la experiencia es fundamental, sobre todo a la hora de enfrentarse a situaciones comprometidas (momentos puntuales de un partido, de una temporada…) ya que el bagaje acumulado te permite resolverlas con mayor eficacia y eficiencia. Pero si no se le dan oportunidades a los entrenadores jóvenes… nunca podrán tener experiencia. Ésta es una apuesta de futuro y, en mi opinión, claramente de éxito.

Actualmente Rafa entrena al Cadete A, ¿te gustaría entrenar otra categoría?

En mi experiencia sólo he trabajado con dos edades como responsable de un equipo: Infantiles y Cadetes. Pero el hecho de ser también el entrenador de los porteros, me ha permitido convivir con jugadores de todas las edades, desde biberones a juveniles, por lo que ya he visto como “respiran”.
Siempre he dicho que me encantaría entrenar a un equipo benjamín, o prebenjamín. Es un paso que me “salté” y que creo que puede ser una experiencia interesante.

Entrenar a chavales es una responsabilidad, un entrenador puede llegar a dejar huella e influirlos. Cuando a los chicos que entrenas les pregunten por Rafa Sierra, el entrenador, ¿qué esperas que contesten?¿Por qué motivo te gustaría que te recordasen tus chicos?

Esta es una de mis mayores preocupaciones, el hecho de convertirte en alguien que influye en la formación deportiva y, sobre todo, en su educación como personas.
A mi me gustaría que a cualquier jugador al que haya entrenado le haya calado uno de mis principales“mantras”: humildad y trabajo. Porque es algo que me enseñó mi padre, y es algo que guía casi todos los pasos de mi vida. Sólo con estos dos ingredientes uno puede mejorar, avanzar y conseguir sus objetivos, sin perder la perspectiva. Y también que fuesen conscientes de la importancia de supeditar el NOSOTROS al YO. El pensar más en el conjunto que en lo individual, en ser realmente jugadores de equipo.
Me gustaría que me recordasen como un entrenador justo y trabajador. Ni bueno, ni malo (eso son conceptos más propios de la subjetividad), sino como un entrenador que hizo todo lo que pudo por el bien común del equipo y de cada uno de sus miembros. Porque esa es mi meta.

 

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Últimamente los entrenadores de fútbol están tomando más importancia mediática que los propios jugadores. ¿Crees que los entrenadores deben tener tanta relevancia “extradeportiva” en un equipo? ¿Podemos encontrar entrenadores “estrella” en el fútbol base?

La respuesta en mi opinión es obvia: no. Los protagonistas de este deporte son y serán siempre los jugadores. Los entrenadores tenemos un papel y un trabajo, pero lo fundamental son los chavales. Y como dije antes, lo extradeportivo debe tener un papel mínimo en el deporte.
Vivimos en una época en la que todo se sobredimensiona y mediatiza, y la gente tiende a repetir las cosas que ve en los medios. Creo que lamentablemente sí hay algún entrenador “estrella” en el fútbol base, que no es consciente de su papel y situación real. Debemos ser más educadores y trabajadores en segundo plano y menos protagonistas.

¿Cuál debe ser el papel de un entrenador? Tanto deportiva como extradeportivamente.

Deportivamente el papel de un buen entrenador es, en mi opinión, el de administrar y digerir toda la información disponible para generar las mejores soluciones. Creo que nuestra función principal es ser analíticos y ver todos los condicionantes (plantilla, rivales, instalaciones…) y generar soluciones adaptadas a estos condicionantes. No ser simples “reproductores” de cosas aprendidas, sino ver qué está fallando y ver cómo solucionarlo. Y con esto no sólo me refiero a una de las cosas más difíciles para un entrenador, la lectura del partido, sino también al día a día, a las sesiones, calentamientos, planteamientos…
En el ámbito extradeportivo, creo que un entrenador debe ser, ante todo, educado y respetuoso. Con rivales, árbitros, jugadores… debe ser un ejemplo para sus jugadores en estos ámbitos y también en la convivencia y en el grupo.

¿Tienes algún entrenador de referencia?

Afortunadamente siempre tuve buenos entrenadores de los que aprendí mucho, ya que eran de “nueva escuela”. Con esto me refiero a que primaban los entrenamientos con balón y no tanto la preparación física, casi militar, que veía en otros equipos, y eso hoy en día lo valoro muy positivamente. Recuerdo en concreto un entrenador al que la Directiva estaba cuestionando por precisamente no hacer ese tipo de entrenamientos físicos (de estar corriendo dos horas) y dijo “lo que tiene que correr es el balón”. Una gran verdad.

¿Tener experiencia como jugador ayuda cuando se es entrenador?

Ser entrenador es un mundo aparte del de ser jugador. Haber jugado te da la experiencia de saber qué pasa por la cabeza de un chaval cuando está en el campo, pero sólo aquellos que han dado el paso saben de lo duro que es esto muchas veces. Mira por ejemplo a Van Basten, uno de los mejores jugadores que yo he visto. Un tio tan atrevido en el campo y que no aguantó la presión del banquillo.
Ser entrenador es más difícil que ser jugador, porque sólo puedes marcar el camino y son los jugadores los que deben andarlo. Y todo tu trabajo pasa por hacerles ver que ese camino es el correcto y el mejor para todos.

¿Cómo es la relación con los entrenadores de otros equipos?

Tengo muy buena relación con casi todos los entrenadores de otros equipos. El hecho de haber compartido el Curso de Entrenador o el simple hecho de compartir una Liga ya te da pie a mantener una relación cordial con ellos.
Yo intento mantener una relación buena con otros entrenadores aunque en el campo defendamos intereses distintos (obvio). Y como dije antes, con educación ante todo. Me he llevado algún chasco en estos años, pero son los menos.
De hecho, y uniendo esta respuesta a la anterior, sólo el entrenador de otro equipo es capaz de comprender perfectamente todo lo que está pasando por tu cabeza tras un derrota, una situación injusta…

¿Cómo es la relación con tus chavales? Una relación estrecha, casi de amistad, o algo más distante.

Hay una frase del Talmud que aconseja “Ser firme como el junco, no tieso como un ciprés”. Con esto quiero decir que hay que ser un entrenador firme, pero saber transigir e intentar mantener una relación distendida con los jugadores de vez en cuando. Eso si, siempre y cuando ellos sepan diferenciar esos momentos y situaciones. Yo soy el primero al que le gustan las bromas al final de un partido, o en el autobús, pero también el primero que sabe cuando hay que ponerse serio y concentrado. Así era como jugador, y así sigo pensando.

El Cadete A ha tenido un comienzo de temporada difícil, ¿cómo se motiva a unos chavales ante esta situación complicada?

El comienzo de temporada se veía complicado viendo el calendario. Esta Liga Gallega Cadete concentra varios partidos difíciles en un punto concreto (Sárdoma, Celta, Alondras…) y a nosotros ese momento nos tocó con el inicio de Liga. La clave de la motivación está en una frase que les repetí mucho: “Las ligas acaban en Junio”. Que siguieran trabajando, marcándonos como reto el próximo partido y trabajando paso a paso. Si el trabajo es bueno, los resultados llegan.

Desde ese comienzo, hasta ahora que habéis encadenado unas cuantas victorias, ¿cómo ha evolucionado el Cadete?

La evolución es la lógica de un equipo que contaba con mucha gente nueva y que necesitaba mucho trabajo. Yo les incidí muchísimo en la paciencia, y en que contestasen a las dudas con trabajo. No puedo negar que el equipo está un poco más confiado en sus posibilidades ahora mismo, y es esta confianza en la que tenemos que basar el trabajo de las próximas semanas para seguir creciendo como equipo.

En una temporada, ¿hay algún momento tranquilo, que podáis estar más relajados?

No, nunca. Y menos si tienes una actitud como la mía, en la que siempre estoy buscando retos. Acomodarse sólo te vale para morir. Siempre hay que buscar una motivación, un objetivo y pelear por él. La única batalla que se pierde es la que no se lucha.

¿En algún momento se piensa en abandonar al equipo cuándo los resultados no son favorables?

Hasta el momento, nunca lo he hecho, pero simplemente porque no me he considerado parte del problema, sino parte de la solución. Si en un momento dado mi equipo va mal y soy consciente de que estoy haciendo mal las cosas, o que los estoy llevando por un camino equivocado, no tendría problema en dejarlo. Para mi, igual que debe serlo para mis jugadores, el bien colectivo está por encima del individual.

A los chavales van los amigos y familiares a los partidos para animarlos y motivarlos, pero al entrenador ¿qué motiva a un entrenador?

Lo que comentaba antes: el afán de mejorar y de superar nuevos retos. Me dedico en cuerpo y alma a entrenar porque me motiva el hecho de hacerlo cada vez mejor. Sonará estúpido, pero hay pocas cosas en la vida que me reconforten más que ver que mi equipo hace algo que no era capaz de hacer. Y a veces, ver a un central que no sabía colocarse hacer una cobertura perfecta, o una buena permuta, te hace sentir un orgullo especial.

¿Qué objetivos se marcó Rafa con el Cadete A para esta temporada?

El objetivo principal para este equipo es el mismo que el Club me pide a mi y que yo le pido a los chavales: competir. No les pido que ganen, ni que empaten, les pido que salgan al campo a darlo todo, a competir, a no dejarse nada. Si hacen esto, los resultados llegarán tarde o temprano. Y el equipo estará donde se lo haya merecido.

Define a tus jugadores.

Un buen grupo de trabajo, muy disciplinado, con muchísimo potencial y ganas de aprender.

Una sola palabra para definir al Cadete A

Trabajo.

Si en algún momento se te plantease la oportunidad de entrenar a cualquier equipo, ¿a qué equipo te gustaría entrenar?

A cualquier equipo de la categoría o edad que estuviese compuesto por jugadores cuya obsesión sea trabajar y mejorar. No tengo ningún tipo de “ambición” en cuanto a llegar más o menos lejos. Lo que quiero es estar en un equipo al que le guste entrenar y se dejen el alma compitiendo. Porque es donde más disfruto.

Y qué equipo no estarías dispuesto a entrenar jamás.

A todo lo contrario al anterior. Un equipo acomodadizo, sin carácter y que entrene por entrenar.

¿Qué jugador te gustaría tener en tu equipo?

A cualquiera que venga con ganas de trabajar y aprender, y que sea consciente de que el fútbol es un juego de equipo en el que debe aportar y no exigir.

¿Cómo es tu jugador de fútbol perfecto?

Aquel que siempre quiere superarse y evolucionar. Aquel al que el trabajo no lo asusta, sino que lo motiva. Aquel que sale al campo a dar lo mejor de sí por el bien del grupo, sin pensar en sí mismo.

¿Sigues jugando al fútbol?

Sigo jugando… pero en Veteranos. Más que nada por matar el gusanillo, porque jugar al fútbol me encanta y me proporciona muchísima alegría. Dejé el fútbol amateur porque tenía muchos problemas de pubis y el cuerpo no me dejaba estar al máximo nivel. Además, tenía 27 años, llevaba jugando desde los 5 y había chavales que venían con muchísimas ganas e ilusión para jugar, y yo no quería ser su freno.

Escoge, ¿entrenar o jugar?

Me cuesta mucho decidirme por una, porque son dos mundos muy distintos. Ambas dan penas y satisfacciones, ambas exigen trabajo y dedicación… pero si me haces elegir sólo por una, me quedo con entrenar. Es algo que desde siempre me ha llamado y que me encanta.

Y para terminar, si no te dedicases al fútbol, ¿en qué otro deporte te veríamos?

El deporte en general es mi pasión. Practico el ciclismo (que sin duda es mi deporte favorito), participo en carreras de media distancia, juego al tenis, al pádel… El fútbol es una de mis pasiones, pero si por lo que sea no pudiera estar en él, seguramente estaría en otro deporte.

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